¿SE PUDO SALVAR A JOSÉ ANTONIO? (I) (*)
Como prometimos damos la réplica al artículo de Ricardo Fernández Coll "Richi" sobre los intentos de rescate de José Antonio. Para ello cedemos gustosamente el puesto a un historiador de amplia reputación: José Mª García De Tuñón Aza, que nos honra con esta su primera colaboración.
Dada la amplitud del artículo la publicamos fraccionado en dos partes.
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Hace algunos días leía un artículo en la revista digital MEMÓRIAZUL que, bajo el título Pudo Franco salvar a José Antonio?, firmaba Ricardo Fernández Coll. Al final del mismo su autor decía que estaba dispuesto a rectificar algunas o todas las cosas «siempre que se me demuestre con documentación fehaciente, no con opiniones o palabras sin aval». Estas últimas palabras me llamaron poderosamente la atención porque él no cumplía lo que, como iremos viendo, exige a los demás. Es decir, el autor no aporta ninguna «documentación fehaciente» y sí se aprovecha de las opiniones y palabras sin aval que él, al parecer, reclama a los demás. En definitiva, vale lo que él escribe, pero no dará crédito a los que discrepamos con la mayoría de las cosas que nos cuentan algunos.
Pero antes de entrar en materia debo referirme a la crítica que hace a los falangistas que, según él, no ven bien a aquellos camaradas que un día «sirvieron en las organizaciones oficiales en vida de Franco». Como no sé qué tiene que ver esto con los intentos de salvar a José Antonio, sólo lo recojo a modo de anécdota añadiendo que siempre ha habido falangistas que vieron bien la actuación de Franco y otros no la han visto tan bien. Creo que ambas cosas son respetables y uno, en mi opinión, no debe ahondar más en esta cuestión porque, por desgracia, hay que reconocer que el nombre de Franco ha servido infinidad de veces para separar más que a unir a los que se consideran falangistas. O como muy bien nos ha recordado el profesor Antonio Brea: «La confusión entre Falangismo y Franquismo había sido letal para el desarrollo del proyecto nacionalsindicalista»[i]. Pero en fin, como esto no es la cuestión, sigamos con el artículo y las aportaciones que el autor, a modo de notario, nos va mostrando en el mismo a lo largo de su extenso artículo.
Cuando comienza a meterse en su razón lo primero que escribe es que en «Alicante existía una fuerte organización nacionalista, que había logrado el rescate de muchas personalidades y su posterior traslado a zona nacional». Entre las personas que cita, es decir, de las que gracias a esta organización consiguen salir de Alicante, da el nombre de Pilar Primo de Rivera, que si se hubiera tomado la molestia del leer el libro de ésta Recuerdos de una vida, habría visto que Pilar logró salir de Madrid con pasaporte argentino y «al pasar por Alicante no pude ir a ver a José Antonio ni a Miguel, porque no podía comprometer a las Embajadas alemana y argentina, que me habían proporcionado el pasaporte, ni a José María Jardón[ii], que se había responsabilizado de mi viaje. Embarqué en un barco de guerra alemán, el Graf Spee»[iii]. De cómo salieron el resto de personas que cita no interesa en este caso porque además ninguno ha dejado escrito nada sobre el particular, pero lo que sí está muy claro es que la hermana de José Antonio no salió de Alicante ayudada por ninguna organización nacionalista como de manera equivocada dice el articulista. Viajó Pilar en tren desde Madrid a Alicante y aquí sin mayor problema, como ella misma nos ha relatado, embarcó en el buque alemán que la llevó hasta Sevilla.
El primer intento en liberar a José Antonio tiene lugar, según el autor, el 3 de septiembre y para demostrarlo «aporta» una «transcripción literal» fechada en Burgos que da comienzo con estas palabras: «Los falangistas Julián Mauricio Carlavilla y Miguel Primo de Rivera, llevan plenos poderes de esta Junta para realizar toda clase de gestiones para conseguir la libertad de nuestro Jefe Nacional José Antonio Primo de Rivera, para lo cual respondemos de los compromisos que adquieran con tal fin». Lo firman Manuel Hedilla y Agustín Aznar. Pero lo que llama más la atención de esta «transcripción» es que aparezca el nombre de Miguel Primo de Rivera cuando éste estaba en la cárcel de Alicante con su hermano. Es cierto que anteriormente citaba a Miguel Primo de Rivera y Cobos de Guzmán y bien pudiera estar refiriéndose a éste, algo que no aclara el autor, porque además, en una especie de totum revolutum, da otra serie de nombres -entre ellos Rafael Garcerán[iv]- que bajo el mando de Agustín Aznar están embarcados en el torpedero alemán Iltis y a los que, por cierto, en ningún momento cita un libro editado en Buenos Aires en 1994[v] que sirvió para que, posteriormente, la revista Interviú[vi] en un alarde de engañar a sus lectores y como exclusiva, publicara un reportaje que tituló: «Hitler quiso liberar a José Antonio». Sobre esta manipulación escribí después un artículo en el periódico Ya[vii] -dirigido entonces por Gustavo Morales-, y en el que, entre otras cosas, hacía ver al lector algún error histórico que contenía el reportaje. Estos errores eran los mismos que habían salido en el libro, lo que demostraba que la información había sido una copia y no una exclusiva como quisieron hacer ver los lectores.
Uno de los argumentos válidos de Fernández Coll para seguir demostrando la intervención de Franco en el rescate de José Antonio, es el que recoge del libro de García Venero: «Apenas constituida la junta de mando, Agustín Aznar articuló un plan que podía llamarse mixto, pues no se descartaba la posibilidad de un golpe de mano sobre la cárcel de Alicante. Tuvo el apoyo de Hedilla, la asistencia de los generales Franco y Queipo de Llano y el concurso, valioso y decidido, de la Marina alemana...»[viii]. Pero no deja claro en qué consistía esa «asistencia»; palabra, por otra parte, muy ambigua que no nos demuestra nada. Un poco más adelante, escribe: «El papel de Franco en la Junta de Mando, era prominente y así lo reconoce el teniente coronel del estado mayor alemán, Walter Warlimont, que se había entrevistado con Franco el 6 de septiembre». Terminado este párrafo cita un libro de Ángel Viñas y nos lleva a la página 72 del mismo. Repasada esta página no aparece el nombre de Franco ni el del alemán por ninguna parte. Sin embargo en la siguiente, dice: «No hemos hallado huellas documentales que permitan comprobar si la formación y envío del comando, en lugar de los dos delegados, se había hecho de acuerdo con Warlimont u otros agentes alemanes en la zona nacional o si, por el contrario, era el fruto de un posterior proyecto falangista»[ix]. En una página anterior, escribe Viñas: «Sin embargo, la parte de los despachos en que Warlimont se refería a los intentos de liberación de José Antonio no ha sido localizada todavía y hasta es posible que haya desaparecido. Han de emplearse, pues, otras fuentes para reconstruir la operación»[x]. Por otro lado, existen unas declaraciones de Viñas, que Fernández Coll omite, a una revista donde habla de dos telegramas fechados los días 20 y 21 de octubre de 1936 y que sobre los mismos, dice:
"Estos telegramas son la única confirmación escrita de la que podemos presumir, que refleja opiniones o deseos del ya Jefe del Estado y que estas opiniones o deseos del Jefe del Estado tratan claramente de bloquear una liberación de Primo de Rivera. No porque fuera fácil, que no lo era, pero a lo mejor existía esa posibilidad, pero no quiere dar lugar a la liberación, y en cualquier caso si se le libera de entrada comienza a bloquear el tema; que no se le suelte, que esté incomunicado...[xi] "
Pero volviendo al grupo capitaneado por Agustín Aznar, Fernández Coll habla de un dinero que el grupo de Sevilla recoge en el Banco de España de aquella capital. La cantidad era un millón de pesetas, pero no nos cita la fuente salvo que lo haya dicho uno de los componentes de la expedición, Carlos María Rodríguez de Valcárcel, en el periódico La Información del Lunes de Cádiz, que el autor cita a pie de página, y al que no hemos tenido acceso. Y digo que esa información pudo haberla sacado de ese medio porque Agustín Aznar en el libro de Raimundo Fernández-Cuesta, que Fernández Coll cita, dice que ofreció a un alto cargo de Alicante «seis millones de pesetas»[xii] Sin embargo, otro de los componentes, Federico Menéndez Gudín, en unas declaraciones que hace en un diario, habla de una cantidad de dinero distinta -¿a quién hemos de creer?-, y a la pregunta del periodista de si la operación estaba planeada a base de un golpe de mano, Gudín responde:
"Mire, un golpe de mano, allí y entonces, no hubiera sido cosa fácil. Eran mínimas las posibilidades de éxito. Teníamos en la cárcel alicantina a un hombre enlace, un oficial de prisiones que, mediante el pago de cuatro millones de pesetas (el subrayado es mío) (¡fíjese cuatro millones de entonces...!), nos entrega en la puerta a José Antonio.
Estábamos en el Iltis fondeados frente a Alicante, cuando subió a bordo el cónsul alemán, Von Nobloch. Primero habló con Agustín Aznar; después, con todos nosotros. Nos explicó que no podíamos desembarcar, que teníamos que regresar. Debió no comprender lo que nos proponíamos. Insistimos y lo ablandamos. Prometió volver con instrucciones concretas. «Pero no desembarquen, recomendó; la Policía está al tanto». Y no desembarcamos. Nos transbordaron a otro torpedero alemán, al Mowe, menos Agustín Aznar y Rafael Garcerán, que se quedaron en el Iltis. Y nos llevaron a Sanlúcar vestidos de marinos germanos[xiii]."
Pero dicho todo esto, voy a referirme al libro del Marqués de Tamarón, al que Fernández Coll no cita en ningún momento a pesar de que trae muchos datos de la Falange gaditana. Entre ellos, la versión del marqués de cómo se preparó la expedición para intentar salvar la vida de José Antonio. Pero el marqués no nos aclara muchas cosas porque copia bastante del libro de García Venero, Falange en la guerra de España..., y de unas notas que dejó escritas su hermano Manuel. Entre ellas, dice: «El 11 de octubre me trasladé a Cádiz llamado urgentemente... por Sancho Dávila...se trataba nada más y nada menos, de que me encargara de hacer un desembarco en Alicante para liberar a José Antonio»[xiv]. Otras son de su propia ilusión porque al final se hace tal lío, es decir, su totum revolutum que uno ya no sabe si Franco intervino o no en esa aventura que cada cual cuenta a su manera. Una vez dice que Aznar se entrevistó con él en Cáceres cuando aún no era Jefe de Estado, es decir, hacia septiembre, cuando el propio Aznar en el libro de Fernández-Cuesta dice: «Al volver de Alicante fui a ver a Franco al cuartel general»[xv]. Por aquellas fechas el cuartel general estaba en Burgos, pero como no concreta fecha exacta, Franco no sería Jefe de Estado hasta el 1 de octubre de 1936 y el día 3 traslada el cuartel general a Salamanca.
Su hermano cuenta que es octubre el mes en que lo llaman para liberar a José Antonio, al parecer, en un segundo intento. Más adelante, sin decir fecha, repite que se entrevistaron en Badajoz, ciudad en la que Sancho Dávila, según cuenta, y que recoge Fernández Coll, también se entrevistó con Franco. Es decir, cada uno relata las cosas a su manera y así no hay forma de saber la verdad. Sin embargo, al final, haya habido los intentos que haya habido y las distintas personas que hayan podido entrevistarse con Franco para conseguir salvar la vida de José Antonio, según las referencias de unos y otros, lo cierto y seguro es que no aparece documento alguno sobre el particular que nos haga creer que haya habido intervención de Franco. Algo está muy claro, en los cinco tomos de documentos inéditos que la Fundación Francisco Franco publicó entre los años 1992 y 1994, no hay una sola referencia a esa posible intervención que algunas personas, sin demostrarlo con un simple manuscrito, expediente, protocolo, o sólo con un sencillo papel, nos quieren hacer ver que existió ese socorro y auxilio por parte de quien más y mejor podía prestarlo en aquellas fechas.
Pero no termina aquí el relato de Fernández Coll, porque también reproduce la carta del hijo de Largo Caballero que se publicó por primera vez en el diario Arriba el 20 de noviembre de 1953. Esta carta que dirige a su padre, le habla de un posible canje entre él y José Antonio Primo de Rivera. El intercambio nunca se produjo y jamás nadie explicó las razones, ni por una lado ni por el otro, aunque Largo Caballero, dejó escrito: «Alguien hizo circular la especie de que se había propuesto el canje de mi hijo por el jefe falangista Primo de Rivera; que el general Queipo de Llano lo había rechazado y que por esta causa se fusiló en nuestra zona a Primo de Rivera. La especie era absolutamente falsa»[xvi]. A continuación Fernández Coll pone en boca de David Jato: «Nadie ha explicado porqué; pero de creer a Largo Caballero la nota de canje nunca llegó a su destino». Esta frase que dice estar recogida del libro La rebelión de los estudiantes, edición de 1975, no he podido comprobarla porque la manejada por mí de año 1953, nada dice sobre el particular. Asimismo recoge lo que sobre este asunto escribió Antonio Gibello en José Antonio ese desconocido. Transcribe igualmente unas palabras del ministro de la Gobernación, Ángel Galarza, que publica el diputado y director de El Socialista Julián Zugazagoitia, en su libro Guerra y vicisitudes de los españoles; pero ni unos ni otros aclaran nada sobre si hubo o no participación de Franco en este intento por salvar la vida de José Antonio que, en definitiva, es lo que interesa dejar claro.
Habla de la mediación de Miguel Maura para un posible canje a propuesta de Indalecio Prieto que consistía en la entrega de seis millones de pesetas y cuya posibilidad le hace llegar Maura a Hedilla por mediación de Eugenio Montes; pero Fernández Coll no nos aclara qué persona entraba en este canje. Nos remite de nuevo a los libros de Antonio Gibello y de Maximiano García Venero, quienes se refieren el hijo de Largo Caballero y que no se hace necesario volver a repetir. Indalecio Prieto, el propio Fernández Coll lo reconoce, en ninguno de sus libros dice nada sobre esa propuesta a pesar de que habla de José Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, José Antonio Girón, que al parecer, según dice él mismo, fue otro de los que marchó a Sevilla a ponerse a las órdenes de Agustín Aznar, en sus memorias, que también cita Fernández Coll, pone en boca de Fernández-Cuesta, estas palabras: «Raimundo Fernández-Cuesta, que estaba entonces preso en zona roja, tuvo ocasión de hablar con Indalecio Prieto, quien, mucho más astuto que Largo Caballero, le aseguró que si en su mano estuviera él soltaría a José Antonio»[xvii]. Palabras que, por cierto, no reproduce el propio Fernández-Cuesta en sus memorias.
(Concluye en la siguiente entrega)
(*) Publicado en el blog de memoriaazul . http://memoriazul.lacoctelera.net/
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NOTAS:
[i] Revista Altar Mayor, nº 131, noviembre-diciembre,2009, pág. 1396.
[ii] Agregado civil de la Embajada Argentina en Madrid.
[iii] PRIMO DE RIVERA, PILAR: Recuerdos de una vida. Dyrsa. Madrid, 1983, pág.79.
[iv] El día 22 de febrero de 1986, mantuve una larga entrevista en Madrid con Garcerán, y éste en ningún momento manifestó que la misión que llevaban tuviera el apoyo de Franco, más bien todo lo contrario.
[v] IRURZUN, RICARDO ERNESTO: Crucero 25 de mayo. Proa al Mediterráneo...Agosto 1936. Buenos Aires, 1994. 189 páginas y sin numerar aporta documentación reproducida cerca de 200 páginas.
[vi] Revista Interviú, nº 1.120, 13 al 19 de octubre de 1997, pás. 42, 43 y 44. Firmaba el reportaje Norberto Bermúdez.
[vii] Diario Ya, 28-XI-1997, pág. 4.
[viii] GARCÍA VENERO, MAXIMIANO: Testimonio de Manuel Hedilla. Acervo. Barcelona, 1972, pág. 224.
[ix] VIÑAS, ÁNGEL: Guerra, dinero, dictadura. Crítica. Barcelona, 1984, pág. 73.
[x] Ibid., pág, 66.
[xi] Revista Patria Sindicalista, nº 7, febrero 1978, pág. 16.
[xii] FERNÁNDEZ-CUESTA, RAIMUNDO: Testimonio, recuerdos y reflexiones. Dyrsa. Madrid, 1985, pág. 163. Esta cantidad nos parece exagerada porque según informes financieros, hoy podrían representar cerca de mil quinientos millones de pesetas. O lo que es lo mismo, unos 800 millones de euros. Cantidad muy difícil de creer que se pudiera disponer en plena guerra para emplearlo en el rescate de José Antonio.
[xiii] Diario La Nueva España, Oviedo, 26-XI-1972, pág. 25.
[xiv] DE MORA-FIGUEROA, JOSÉ: Datos para la historia de la Falange gaditana. Jerez de la Frontera, 1974, pág. 108
[xv] FERNÁNDEZ-CUESTA, RAIMUNDO: Op. cit., pág. 165.
[xvi] LARGO CABALLERO, FRANCISCO: Mis recuerdos. Ediciones Unidas. México, 1976, pág. 196. Esta misma frase que hemos transcrito, también la transcribe Fernández Coll.
[xvii] GIRÓN DE VELASCO, JOSÉ ANTONIO: Si la memoria no me falla. Planeta. Barcelona, 1974, pág. 43.
lunes, 18 de enero de 2010
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ResponderEliminarBuenas tardes Don José Marí García de Tuñón mi nombre es Ana es un placer poder entrar en su blogs.
ResponderEliminarSe ha hablado mucho de si Franco hizo algo por rescatar a José Antonio Primo De Rivera y ando en busca de la verdad después de ver su blogs creó que dejaré de buscar pues ,si se quiere poner en contacto con migo le dejó mi gmail 64amanecer@gmail.com
Un cordial saludo
Disculpe soy Ana aquí le dejó el enlace del post donde habló del tema ya mencionado anteriormente un cordiar saludo
ResponderEliminarhttps://plus.google.com/111748004177036264631/posts/5LQ1o7GGGTq