martes, 11 de mayo de 2010

EL EJÉRCITO ROJO

José Mª García de Tuñón
Ahora hay unas cuantas cadenas de televisión que tienen tertulias –la política es casi siempre el tema principal–, muy interesantes. Se aprenden muchas cosas y sorprenden otras. Hace algunos días en Telemadrid se hablaba de la Guerra Civil española cuando Casimiro García-Abadillo, creo que fue este periodista, en un momento hizo alusión al «Ejército Rojo». Para crear tensión en la tertulia, siguiendo las enseñanzas de ZP cuando hablaba de «dramatizar» porque era bueno para los socialistas, su compañero de velada el historiador y catedrático de Ciencias Políticas Antonio Elorza, sin casi dejarlo terminar, lo corrigió diciendo: «¡Ejército Republicano!». Podía también haber dicho «Ejército de Héroes», como escribe Carrillo, o «Ejército Popular», como dijo Pasionaria. En fin, podía haber mencionado y formulado lo que hubiera querido, cuando le tocara el turno, menos corregir a su compañero porque no estaba diciendo ninguna barbaridad. La barbaridad la estaba cometiendo el catedrático por corregir lo que estaba bien dicho
Este señor Elorza sabe muy bien que las bibliotecas y hemerotecas están llenas de referencias al «Ejército Rojo», lo que ocurre es que en ese momento prefirió provocar, es decir, crear tensión, y meterse en donde nadie lo llamaba, intentando matar la inteligencia de quien dice cosas distintas a las que uno desea que diga. El comunista Narcis Molins i Fabrega, refiriéndose a la Revolución de Asturias, ya citaba varias veces al «Ejército Rojo». El también comunista José Díaz dijo, antes de que comenzara la Guerra Civil: «Queremos una sola milicia. Ni camisas rojas ni camisas azules, una sola milicia que sea embrión del Ejército Rojo de España».
Olvidaba también el corregidor que a Ciudad Real los rojos le cambiaron el nombre por Ciudad Roja, que al Cerro de los Ángeles lo llamaron Cerro Rojo, y que a Porto Cristo (Mallorca), le pusieran el nombre de Puerto Rojo. El poeta Emilio Prados, que formó parte de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, escribió estos versos: Vengo de Málaga roja / de Málaga roja vengo. El también poeta y ensayista Juan Gil-Albert Simón fundó en Valencia la revista de poesía El Buque Rojo que se unía a la larga lista de títulos como Frente Rojo, Alba Roja, Carriles Rojos, Heraldo Rojo, etc. Por cierto, Gil-Albert después de sufrir exilio en Méjico y Argentina, volvió a España en 1947, es decir, fue uno de tantos intelectuales que retornaron a su Patria y que al parecer los de la memoria histérica aún no se han enterado. Y, para terminar, desde la simple anécdota, decir que el Ejército Rojo tuvo un general que se apellidaba «Rojo», Vicente Rojo Lluch. O sea, la palabra «rojo» aparece por todos los lados dentro del lenguaje que la izquierda usaba en aquellos años, no sé porqué entonces molestó tanto al catedrático Elorza lo que dijo el periodista.

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